viernes, 29 de abril de 2011

Tara Reid

Este último protagonizó la polémica de la primera jornada en el escenario principal. Llegó con retraso y la organización, implacable con la puntualidad, le devolvió el desplante cortando su sonido antes de cumplirse la media hora de concierto. El descomunal cabreo del cantante ha sido, junto a las botas de Tara Reid, el chascarrillo estrella en el backstage.

A juzgar por lo sucedido en Coachella la tendencia vira hacia un difícil punto intermedio, ese limbo de equilibrio entre el la independencia militante y la popularidad global. Artistas que mantienen un punto de cercanía y humanidad, pero que no obligan a los 90.000 asistentes a tener un conocimiento enciclopédico de lo que sucede en las redes sociales. Ayudados por la relativa intimidad y el fabuloso -en todo momento- sonido de la carpas Gobi y Mojave, que forman el verdadero corazón del festival, propuestas consolidadas y solventes pero de alcance limitado como Robyn, Sleigh Bells, Glasser o The Pains of Being Pure at Heart triunfaron ante un público propio. el pais

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